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El bronceado artificial: Los riesgos de los rayos ultravioleta

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Las lámparas y las camas de bronceado prometen a los consumidores una piel dorada todo el año, pero la radiación ultravioleta (UV) de estas máquinas plantea graves riesgos para la salud.

“Aunque algunas personas piensan que les da un aura de ‘salud’, cualquier bronceado es señal de un daño a la piel”, advierte Sharon Miller, M.S.E.E., científica de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) y experta internacional en bronceado y radiación ultravioleta.

“Un bronceado es la reacción de la piel a la exposición a los rayos ultravioleta”, explica Miller. “Hay que reconocer que la exposición a los rayos es como un ‘amenaza” a la piel, la cuál responde en defensa propia produciendo más melanina, un pigmento que oscurece la piel. Con el tiempo, este daño producirá una piel prematuramente envejecida y, en algunos casos, cáncer de piel”.

Hay dos tipos de radiación ultravioleta que penetra la piel y son los rayos ultravioleta B (UV-B) y los rayos ultravioleta A (UV-A).

  • Los rayos UV-B penetran las capas superiores de la piel y son los principales responsables de las quemaduras de sol.
  • Los rayos UVA penetran las capas más profundas de la piel y a menudo se le relaciona con reacciones alérgicas, tales como el sarpullido.

Tanto los rayos UV-B como los UV-A dañan la piel y pueden ocasionar cáncer de piel. Los salones de bronceado usan lámparas que emiten radiación UV-A y UV-B.

El riesgo de contraer cáncer

La exposición a la radiación UV —ya sea del sol o de fuentes artificiales tales como las lámparas de las camas de bronceado— aumenta el riesgo de contraer cáncer de piel, según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés). El melanoma, la forma más mortal de cáncer de piel, está relacionado con las quemaduras de sol severas, especialmente a una edad temprana.

En julio de 2009, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), la cual es parte de la Organización Mundial de la Salud, llegó a la conclusión de que los aparatos de bronceado que emiten radiación UV son más peligrosos de lo que se pensaba. La IARC pasó estos dispositivos a la categoría más alta de riesgo de cáncer: “carcinógeno para los seres humanos”. Anteriormente los había clasificado como "probablemente cancerígenos para los seres humanos”.

La manifestación del cáncer es un proceso largo que puede tomar décadas. Por consiguiente, la IARC también recomendó prohibir el bronceado artificial con fines comerciales para los menores de 18 años, a fin de protegerlos contra el riesgo creciente de contraer melanoma y otros tipos de cáncer de piel.

La IARC sustentó sus conclusiones y recomendaciones en la evaluación, llevada a cabo en 2006, de 19 estudios realizados a lo largo de 25 años sobre el uso de equipos de bronceado artificial. La evaluación encontró indicios de:

  • una relación entre el bronceado artificial y dos tipos de cáncer de piel: el carcinoma espinocelular y el melanoma;
  • una relación entre los aparatos de bronceado que emiten rayos UV y el cáncer de ojo (melanoma ocular);
  • que tanto los rayos UV-A como los UV-B dañan el ADN, lo cual puede generar cáncer de piel en los animales de laboratorio y en los seres humanos; y
  • que el riesgo de contraer melanoma de la piel aumenta en un 75 por ciento cuando el uso de camas de bronceado comienza antes de los 35 años de edad.

La evaluación de la IARC presentó algunas limitaciones, aclara el Dr. Ron Kaczmarek, M.D., M.P.H., un epidemiólogo de la FDA que analizó dicha evaluación. Entre las limitaciones están la posible inexactitud de los recuerdos que las personas tienen sobre sus experiencias con el bronceado, el desconocimiento de la cantidad de radiación UV emitida por cada aparato de bronceado específico, y la imposibilidad de distinguir entre los efectos de la exposición artificial y natural que tuvieron las personas. No obstante, la IARC concluyó que hay pruebas convincentes de que existe una relación entre el uso de equipos de bronceado artificial y el riesgo de contraer melanoma, y que debe desalentarse el uso de las camas de bronceado.

“Está bien establecido que la radiación UV del sol provoca cáncer de piel”, afirma Miller. “Puesto que las lámparas utilizadas en las camas de bronceado emiten radiación UV, el uso de aparatos de bronceado artificial también aumenta el riesgo de contraer cáncer de piel”.

Otros riesgos

Además del grave riesgo de contraer cáncer de piel, el bronceado puede causar:

  • Envejecimiento prematuro. El bronceado hace que la piel pierda elasticidad y se arrugue de manera prematura. Es posible que este aspecto coriáceo no aparezca sino hasta muchos años después de haber adquirido un bronceado o sufrido quemaduras de sol.
  • Inmunosupresión. La radiación UVB puede suprimir el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico del cuerpo y de las defensas naturales de la piel, dejándolo a uno más vulnerable a las enfermedades, incluyendo el cáncer de piel.
  • Daños a la vista. La exposición a la radiación UV puede causar daños irreversibles a la vista.
  • Reacciones alérgicas. Algunas personas que son particularmente sensibles a la radiación UV pueden presentar erupciones rojizas con picazón, así como otros efectos adversos.

Los defensores de las máquinas de bronceado a veces alegan que el uso de estos aparatos es menos peligroso que broncearse al sol porque puede controlarse el tiempo de exposición y la intensidad de la radiación UV. Pero no hay ninguna prueba que sustente estas afirmaciones. De hecho, las lámparas de bronceado pueden ser más peligrosas que el sol porque pueden usarse a la misma alta intensidad todos los días del año, a diferencia del sol, cuya intensidad varía con la hora del día, la estación y la nubosidad.

El bronceado en los niños y los adolescentes

A la FDA le preocupa especialmente que los niños y los adolescentes estén expuestos a los rayos UV. La exposición intermitente a una radiación UV intensa que produce quemaduras, sobre todo en la infancia y la adolescencia, aumenta el riesgo de contraer melanoma, según el NCI.

La FDA piensa que limitar la exposición al sol y usar un protector o bloqueador solar es especialmente importante para los niños, ya que estas medidas pueden prevenir las quemaduras a una edad temprana.

El NCI informa que las mujeres que usan camas de bronceado más de una vez al mes tienen una probabilidad 55 por ciento mayor de contraer melanoma. Las jóvenes y las adolescentes constituyen un número creciente de los clientes que usan las camas de bronceado.

“Los jóvenes tal vez no crean ser vulnerables al cáncer de piel”, lamenta el Dr. Kaczmarek. “Se les hace difícil pensar en su propia mortalidad”. No obstante, de las más de 68,000 personas que se enterarán de que tienen melanoma este año en los Estados Unidos, uno de cada ocho morirá a causa de la enfermedad, según cálculos del NCI. Además, la Academia Americana de Dermatología informa que el melanoma es el segundo tipo de cáncer más común entre las mujeres de 20 a 29 años de edad.

Algunos Estados están considerando instituir leyes para prohibir que los menores de 18 años usen camas de bronceado. Y muchos ya tienen leyes que exigen que los menores cuenten con el consentimiento de los padres o que uno de ellos los acompañe al centro de bronceado.

La regulación de desempeño actual de la FDA exige que la etiqueta de las lámparas de bronceado incluya un cronograma de exposición recomendado (las normas de desempeño, entre otras cosas, ayudan a asegurar que los aparatos funcionen como está previsto, lo cual puede ayudar a reducir los riesgos para los consumidores). La FDA ha informado a los fabricantes que este cronograma debe establecer exposiciones de no más de tres sesiones en la primera semana.

En un estudio auspiciado por el NCI y publicado en Archives of Dermatology en septiembre de 2009, los investigadores del estudio contrataron y adiestraron a estudiantes universitarias para hacerse pasar por chicas de 15 años de edad, de piel clara, que nunca antes se habían bronceado. Por teléfono, las estudiantes les preguntaron a más de 3,600 centros de bronceado de los 50 estados del país sobre sus prácticas.

Menos de 11 por ciento de los centros siguieron el cronograma de exposición recomendado por la FDA, de tres o menos sesiones durante la primera semana. Alrededor de 71 por ciento dijo que permitiría que una adolescente se bronceara todos los siete días de la primera semana, y muchos promovieron el bronceado frecuente con paquetes de “bronceado ilimitado” a precios de descuento.

Alrededor de 87 por ciento de los centros exigieron el consentimiento de los padres, llevando a los investigadores a concluir que “muchos padres están permitiendo que sus hijas adolescentes se bronceen y están acompañándolas o dando su consentimiento por escrito”.

Las regulaciones de la FDA

La FDA regula los productos que emiten radiación, incluyendo las lámparas de bronceado y los productos que las usan, tales como las camas y las cabinas de bronceado.

La FDA también regula los dispositivos médicos y los clasifica en una de tres categorías: clase I, clase II o clase III. La FDA clasifica los dispositivos según los riesgos que conllevan. Los dispositivos de clase I son de bajo riesgo y están sujetos a menos regulaciones. Los de clase II, tales como las lámparas de bronceado, son dispositivos que plantean un riesgo mayor que los de clase I, y por lo general deben cumplir con requisitos reglamentarios adicionales para ofrecer una garantía razonable de su seguridad y eficacia.

Los fabricantes de lámparas de bronceado deben acatar las reglas de la FDA correspondientes, incluyendo la norma de desempeño actual para las lámparas de bronceado.

La FDA ya antes había reclasificado las lámparas de bronceado, de la clase I a la clase II, y esta orden entró en efecto el 2 de septiembre de 2014. Esta reclasificación estableció requisitos adicionales para los dispositivos (llamados “controles especiales”) y exigió a los fabricantes presentar una notificación previa a la comercialización, la cual comúnmente se conoce como 510(k).

En diciembre de 2015, la FDA propuso una regulación para modificar la norma de desempeño de las lámparas UV y de los productos que usan lámparas de bronceado. La dependencia también propuso restringir el uso de las lámparas de bronceado a los usuarios mayores de 18 años, y exigió que los usuarios adultos firmaran una constancia de aceptación de los riesgos antes de recibir sus primeras sesiones de bronceado y cada seis meses después de eso.

Las prácticas más riesgosas

La FDA, el NCI, la Academia Americana de Dermatología y otras organizaciones de salud aconsejan limitar la exposición a la radiación UV natural del sol y evitar por completo las fuentes de rayos UV artificiales tales como las camas de bronceado.

Todo uso de camas de bronceado aumenta el riesgo de contraer cáncer de piel. Ciertas prácticas son particularmente peligrosas. Entre ellas están:

  • No usar las gafas de protección que se proporcionan, lo cual pueden acarrear lesiones oculares temporales y permanentes.
  • Empezar con exposiciones prolongadas (cerca del tiempo máximo de la cama de bronceado específica), lo cual puede ocasionar quemaduras. Como las quemaduras tardan entre 6 y 48 horas en aparecer, pueda que no se percate de que su piel está sufriendo quemaduras hasta que es demasiado tarde.
  • No atender al tiempo de exposición que el fabricante recomienda en la etiqueta para su tipo de piel.
  • Broncearse mientras se usan ciertos medicamentos o cosméticos que pueden hacerlo más sensible a los rayos ultravioleta. Consulte primero con su doctor o su farmacéutico.

El melanoma: La historia de una mujer

Brittany Lietz Cicala, de Chesapeake Beach, Maryland, empezó a broncearse en salones a los 17 años de edad. Dejó de hacerlo a los 20, cuando le diagnosticaron melanoma, la forma más mortífera de cáncer de piel. La ex Miss Maryland dice que usaba camas de bronceado por lo menos cuatro veces a la semana, y a veces todos los días.

“De niña, hasta que empecé a usar las camas de bronceado, mis padres eran muy estrictos en cuanto a que usara protector solar”, recuerda Brittany. Aunque también se bronceó en el sol veraniego durante los 3 años que usó camas de bronceado, Brittany calcula que 90 por ciento de su exposición a los rayos UV tuvo lugar en camas de bronceado durante este periodo.

En los 4 años transcurridos desde que le diagnosticaron melanoma, las cirugías le han dejado a Brittany cerca de 25 cicatrices. Brittany se hace un examen de la piel, de pies a cabeza, cada 3 meses, lo cual por lo general resulta en la extirpación de algún abultamiento sospechoso.

Este artículo está disponible en la página de Artículos para el Consumidor de la FDA, en la cual se publican las últimas novedades sobre todos los productos regulados por la FDA.

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