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El Presidente John F. Kennedy dijo una vez, “Debemos encontrar tiempo para dar las gracias a las personas que marcan la diferencia en nuestras vidas”. Sí, es importante dar las gracias a quienes influyen positivamente en nuestras vidas. Ya sean tus padres, profesores, médicos, policías o bomberos, todos merecen nuestra gratitud. Recordemos también a los veterinarios que hacen de nuestro mundo un lugar más seguro y saludable.

La próxima vez que juegues con tu perro Jazz, piensa en el veterinario de animales pequeños que mantiene a Jazz sano y activo. Cuando lleves a Jazz al hospital veterinario para ponerle las vacunas o porque tiene diarrea por lombrices, acuérdate de decirle «¡Gracias!» al veterinario. Cada día, los veterinarios se esfuerzan para prevenir y tratar las enfermedades de nuestras mascotas. Algunas enfermedades, incluidas algunas infecciones parasitarias, pueden transmitirse de las mascotas a las personas. Al recetarle un medicamento a Jazz para las lombrices, tu veterinario está protegiendo tanto a tu perro como a ti.

La próxima vez que bebas un vaso grande de leche fría, piensa en el veterinario de animales grandes que mantiene sana a Buttercup para que produzca leche nutritiva. Cuando tu clase vaya de excursión a la granja lechera local, acuérdate de decir, “¡Gracias!” al veterinario de la granja. Cada día, los veterinarios se esfuerzan para proteger la salud de las vacas lecheras, los cerdos y otros animales que nos alimentan. Algunas enfermedades de las personas, denominadas enfermedades de transmisión alimentaria, se producen al comer o beber alimentos que contienen gérmenes nocivos que nos pueden enfermar. Al mantener sanas a Buttercup y al resto del rebaño, el veterinario de la granja protege tanto a las vacas lecheras como a la leche que bebes.

También debemos decir “¡Gracias!” a los muchos veterinarios que trabajan en el gobierno federal. Puede que estos veterinarios no sean tan fáciles de identificar. No suelen llevar batas blancas de laboratorio ni overoles sucios con estetoscopios colgados del cuello. No suelen trabajar en hospitales veterinarios ni en granjas. La mayoría de los veterinarios federales llevan la típica ropa de oficina y trabajan en edificios de oficinas. Todos los días trabajan entre bastidores para proteger nuestra salud y la de nuestros animales.

Los veterinarios federales que trabajan en la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) desempeñan muchas funciones importantes. Se aseguran de que los medicamentos que administramos a nuestros animales sean seguros y hacen lo que se supone que deben hacer. También mantienen seguros los alimentos que comemos y los que damos a nuestros animales.

Cuando le des a Jazz su antiparasitario, agradece a los veterinarios federales que se aseguran de que es seguro y hacen lo que debe hacer. Cuando prepares un pastel de cumpleaños para tu mamá, agradece también las gracias a los veterinarios federales por asegurarse de que la leche y los huevos que utilizas son seguros.

Así que, ¡unámonos para dar las gracias a los veterinarios por todo lo que hacen!

Obtén más información sobre el trabajo de los veterinarios federales (en inglés) en el Centro de Medicina Veterinaria de la FDA.